Las mas destacadas obras arquitectónicas que nos han impresionado a través del tiempo, y las que nos asombrarán en el futuro.

viernes, 29 de abril de 2011

Basílica de Nuestra Señora del Pilar - Huesca - España

Es uno de los mas importantes templos barrocos de España. Según la tradición, se trata del primer templo mariano de la Cristiandad, puesto que en él se conserva y venera el pilar —en realidad, una columna de jaspe— que, según la tradición, fue puesto por la Virgen María, quien, viviendo aún en Jerusalén, se habría aparecido en carne mortal al apóstol Santiago el día 2 de enero del año 40. Documentalmente no hay pruebas de un culto mariano hasta que en 1297 —en una bula del papa Bonifacio VIII— y 1299 —una declaración de los Jurados de Zaragoza— aparezcan menciones que hablan por primera vez de la advocación del «Pilar».

El templo se articula en tres naves, de igual altura, cubiertas con bóvedas de cañón, en las que se intercalan cúpulas y bóvedas de plato, que descansan sobre robustos pilares.

El exterior es de ladrillo, siguiendo la tradición de construcción en ladrillo aragonesa, y el interior revocado en estuco. La nave central se halla dividida por la presencia del altar mayor bajo la cúpula central.

El altar está presidido por el gran retablo mayor de la Asunción, perteneciente a la Iglesia anterior, realizado por el escultor Damián Forment en el siglo XVI, siguiendo los modelos impuestos del retablo gótico de la vecina catedral zaragozana del Salvador (La Seo).

Bajo las otras dos cúpulas elípticas de la nave central, se dispuso la Santa Capilla de la Virgen del Pilar, y el coro y órgano, que también procedían de la iglesia gótica predecesora. Actualmente se encuentran desplazados al tramo de los pies del templo, para dotar de mayor espacio a los fieles que ocupan la nave desde el altar mayor. Es además desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.

Historia del Edificio.-

Según la leyenda cristiana María se habría aparecido en Zaragoza «en carne mortal» sobre una columna —llamada popularmente «el Pilar»— en el año 40.

A partir de esta creencia, la tradición religiosa habla de la presencia de una capilla mandada construir por la Virgen para alojar la columna que dejó en testimonio de su venida, y que fue ejecutada por Santiago y los siete primeros convertidos de la ciudad del Ebro.

No hay constatación arqueológica ni documental de esta primera capilla, pero sí las hay de la existencia de una iglesia en la ciudad de Saraqusta en el siglo IX, en torno a la que se articulaba una de las comunidades de mozárabes de la ciudad, según transmite el monje franco de la abadía de Saint-Germain-des-Prés Aimoino.[3]

Tras la conquista de Zaragoza por el rey Alfonso I de Aragón en 1118, el templo se encontraba en estado ruinoso, y el obispo Pedro de Librana hubo de acondicionar la iglesia para su culto cristiano. Tiempo después, comenzó en ese mismo lugar la construcción una iglesia románica cuyas obras no finalizaron hasta el siglo XIII. De esta época data la antigua capilla antigua del Pilar, situada en el interior de una sala en un claustro anejo al templo principal, documentada por Diego de Espés en 1240.

En 1293 la iglesia ya se encontraba muy deteriorada y poco más tarde, una bula del papa Bonifacio VIII de 1297 confirma que ya se adoraba el pilar —o columna— vinculado a la advocación de Santa María del Pilar.

Desde 1293 se emprende la construcción de un nuevo edificio gótico-mudéjar, que se extendió hasta 1515, e incluía la realización del coro con su sillería labrada y el retablo del altar mayor, encargado a Damián Forment.

Del estado de ese templo nos da una idea un croquis de la planta que se halla en el Archivo del Pilar, una vista de Antonio van den Wyngaerde de 1563 y la Vista de Zaragoza de Juan Bautista Martínez del Mazo de 1647, así como una descripción notarial del acta del edificio levantada el 2 de octubre de 1668. La Capilla antigua permaneció en pie hasta la reforma del templo del siglo XVIII.

En 1670 Juan José de Austria, por entonces Virrey de Aragón, promovió la construcción de un templo de estilo barroco de nueva fábrica, que es el que, fundamentalmente, existe en la actualidad. Fue diseñado a partir de varios proyectos, que encabezaron los maestros de obras zaragozanos Felipe Busiñac y Felipe Sánchez, y los continuó el prestigioso arquitecto real Francisco de Herrera el Mozo. Las obras dieron comienzo en 1681.

Tras la ampliación del templo culminada en 1730 la Basílica alcanzó las actuales dimensiones: 130 m. de largo por 67 de ancho. Finalmente, en 1765, culminó la reforma con las aportaciones de Ventura Rodríguez, quien en 1750 había proyectado una nueva capilla de la Virgen por iniciativa de Fernando VI que comenzó a ejecutarse en 1754 una vez demolida la antigua.

Ventura Rodríguez también trató de reorganizar el templo. Entre sus planes estaba cambiar de lugar el retablo renacentista y el coro, creando una vasta nave central, que tendría por altar el gran altorrelieve de mármol que decora el muro del trasaltar de la Santa Capilla de Carlos Salas Viraseca. Finalmente no se llegó a hacer, pero sí que modificó el concepto decorativo del interior del templo, simplificando notablemente la decoración de los capiteles y los flameros de las columnas, dándole un aspecto más sobrio y acorde con el incipiente gusto neoclásico de la época a la catedral.

También contribuyó a su aspecto bizantino actual el marqués de Peralada quien dio la idea de dotar al santuario de su característica silueta de cúpulas y torres, que fueron erigidas en su mayor parte entre 1796 y 1872, año en que se consideró terminado el templo. Sin embargo las torres exteriores que realzan el volumen exterior datan en su mayor parte del siglo XX, y no fueron concluidas hasta 1961.

El volumen exterior de la Basílica del Pilar alcanza proporciones majestuosas. A lo largo de los siglos, y sobre todo desde la edificación barroca, el templo ha ido engrandeciendo su silueta con el alzado de cúpulas y de torres en sus ángulos.

Posee en la actualidad once cúpulas techadas con tejas vidriadas de colores verdes, amarillos, azules y blancos. Una central, en la confluencia entre la nave y el tramo centrales de la iglesia —que consta de tres naves y siete tramos—; dos más pequeñas situadas a ambos lados, en los tramos segundo y sexto, sobre la Santa Capilla y el Coro Mayor; y cuatro menores rodeando en los ángulos a estas dos cúpulas medianas, sobre los tramos primero, tercero, quinto y séptimo de ambas naves laterales. Además, entre los contrafuertes se cierran capillas rematadas con linternas. Las torres, alzadas en su mayor parte en el siglo XX, alcanzan más de noventa metros de altura.

En 1944 se convocó una limosna popular para reformar la fachada sur, vertiente a la plaza. El proyecto de Teodoro Ríos se ejecutó entre 1945 y 1950 y consistió en enmarcar con pórticos de frontones triangulares sobre columnas corintias las dos entradas principales de los extremos del templo. Asimismo, se añadieron pilastras adosadas que rompían la monotonía del muro para crear una serie de tramos, a la vez que se situaba, en el centro, coincidiendo con la cúpula mayor, otro pórtico formado por un nicho con una escultura de la Venida de la Virgen de Pablo Serrano (1969) en coincidencia con el piñón de la nave del crucero o tramo central, flanqueado por dobles columnas entre las que se situaron nichos con flameros.

Sobre toda la fachada, dispuso un cornisamiento moldurado de gran resalte y rematando este ático, una rotunda balaustrada que incorpora estatuas de santos de la región debidos a Félix Burriel —San José de Calasanz— y a Antonio Torres Clavero —San Vicente, Santiago, Santa Isabel de Portugal, San Braulio, San Valero, Santa Engracia y San Vicente de Paúl.

En el muro más cercano a la puerta del extremo oriental, la que queda más cercana a la Santa Capilla se insertó el tímpano románico, único resto que queda de la iglesia altomedieval.

Planta de la Basílica.

La disposición interior de la basílica del Pilar se articula en tres naves —la central más ancha— y siete tramos, que descansan sobre gruesos pilares decorados con pilastras adosadas clasicistas. Sobre ellos hay unos sobrios entablamentos que soportan cúpulas sobre pechinas y bóvedas rebajadas. En los muros se abren capillas laterales cubiertas con cúpulas con linterna o bóvedas. Los intradoses de los arcos de medio punto, cuellos de bóvedas y cúpulas fueron decorados en 1871 por el escultor Manuel Miguel Gálvez con guirnaldas y putti.

Siguiendo un recorrido según las agujas del reloj, desde la llamada Puerta Baja (la más cercana a la Virgen, en el extremo este de la fachada sur), se encuentra la Capilla de Santa Ana y la de San José. A continuación, en el centro de la nave lateral sur, se abre la Sacristía Mayor. Seguidamente la Capilla de San Antonio y la de San Braulio hasta llegar a la entrada de la puerta alta. En el tramo oeste, en el trascoro, se encuentran cuatro pequeñas capillitas, a ambos lados del coro, entre las que destacan las capillas del Ecce Homo (con un cuadro atribuido a Roland de Mois) y la de la Buena Esperanza. En el lado de los pies de la catedral se abren otras dos capillas: del Rosario y de San Agustín (llamada también Parroquia del Pilar, donde se celebran oficios religiosos cotidianos) y entre ellas se sitúa la Sala Capitular.

En el lado norte y desde la puerta alta del norte, que da a la ribera del Ebro, hay otras tres capillas: San Pedro Arbués, San Lorenzo y San Joaquín y la Sacristía de la Virgen, dejando en el centro el espacio que ocupa el Museo Pilarista. Por último, en el lado este, frente a la Santa Capilla está el Coreto de la Virgen y a ambos lados dos capillas: al norte la de Santiago y al sur la de San Juan, ya en la puerta baja de entrada del lado de la plaza mencionada al comienzo de este recorrido, que es la que mayor afluencia de público recibe.

El Museo Pilarista guarda un sinfín de objetos de orfebrería litúrgica, pero destaca sobre todo el llamado Joyero de la Virgen, en el que se presentan coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen.

En la Basílica del Pilar están enterrados la mayoría de los arzobispos zaragozanos de la Edad Moderna, así como también reposan los cuerpos de San Braulio y del duque de Zaragoza, el general Palafox, entre otros.

Como curiosidad hay que hablar de las bombas que se lanzaron sobre la basílica en la Guerra Civil. En la madrugada del tres de agosto de 1936 un bombardero del ejército republicano español lanzó tres bombas sobre el templo pero ninguna de ellas explotó. Una de las bombas quedó clavada en la calle a pocos metros de la basílica, otra atravesó el techo del templo y la última cayó en el mismo marco dorado del mural de Goya en el Coreto. Este excepcional hecho hizo que popularmente se atribuyera a un milagro de la Virgen la no destrucción del templo. Hoy se exhiben y conservan dos de estos proyectiles en uno de los pilares cercanos a la Santa Capilla.

También cabe destacar la presencia de las banderas de España e Hispanoamérica, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.

Pinturas al fresco

Están pintadas todas las cúpulas que rodean y coronan la Santa Capilla. Antonio González Velázquez pintó en 1753 la cúpula elíptica sobre la capilla de la Virgen y las restantes los hermanos Ramón y Francisco Bayeu y Francisco de Goya, que decoró la que lleva el nombre de Regina Martirum (Reina de los Mártires) y la bóveda del Coreto. También recibieron ornamentación pictórica la cúpula mayor, la que cubre el órgano y Coro Mayor, y la cúpula elíptica de la nave central de delante del Coro. Los bocetos de muchas de estas obras se guardan en el museo de la catedral.

* Plano de situación de las pinturas de las cúpulas del entorno de la Santa Capilla.

Pinturas de las cúpulas del entorno de la Santa Capilla (siglo XVIII)

En 1752, mientras se comenzaba a edificar la Santa Capilla, Ventura Rodríguez propuso que decorara la cúpula elíptica de este espacio el joven Antonio González Velázquez, que se encontraba en Roma estudiando con Corrado Giaquinto. Tras diseñar los bocetos preparativos con la colaboración de su maestro el pintor italiano, comenzó la ejecución del fresco con el tema La construcción de la Santa Capilla y la Venida de la Virgen del Pilar en la media naranja, a lo que sumó la decoración de las pechinas con la representación de Cuatro mujeres fuertes de la Biblia. La ornamentación pictórica fue inaugurada en 1753. En ella González Velázquez mostró su perfección académica en el dibujo y su fluido uso del cromatismo rococó.

No fue hasta 1772 que se continuó la decoración al fresco, con el encargo que entonces se hizo a un joven Francisco de Goya de la bóveda del coreto de la Virgen, donde representó la Adoración del Nombre de Dios. Desde esos años, el cabildo catedralicio había encargado a Francisco Bayeu, por entonces pintor de la Corte, el resto de las cúpulas y bóvedas que rodeaban a la Santa Capilla. Comenzó pintando la bóveda situada en el tramo de delante de la capilla de la Virgen, con el tema Regina Sanctorum Omnium (Reina de todos los Santos), y continuó con la bóveda situada detrás, la dedicada a la reina de los ángeles, Regina Angelorum. A partir de 1780 Francisco Bayeu contó con su hermano Ramón y su cuñado Francisco para finalizar la corona de la ornamentación de la Virgen. Goya se encargó de la cúpula situada frente a la capilla de San Joaquín con la letanía Regina Martirum. Sin embargo, al cabildo no le agradó su técnica suelta y su dibujo poco académico, por lo que, tras pintar con mayor adecuación clasicista las pechinas después de haberle sido rechazados los primeros borradores para estas, dejó el proyecto muy dolido con el cabildo y enemistado con su cuñado Francisco. Ramón Bayeu pintó otras tres cúpulas con los asuntos Regina Virginum, Regina Patriarcarum y Regina Confessorum.
Cúpulas central y de los pies del templo (siglos XIX y XX)

Tras la catástrofe de la Guerra de la Independencia hubo que esperar a la segunda mitad del siglo XIX para continar con el programa decorativo. En 1872 se concluyeron las pinturas de los gajos de la cúpula mayor, en la que, según el proyecto de Bernardino Montañés, colaboraron los más importantes pintores aragoneses de su tiempo. Montañés pintó una Coronación de la Virgen; Marcelino de Unceta los Mártires aragoneses y los Santos Obispos de la región; Francisco Lana, Santiago y los convertidos; Mariano Pescador, Santos Confesores de Aragón y los Innumerables mártires de Zaragoza; León Abadías, Santas aragonesas y Primeros Santos del Nuevo Testamento. Estos dos últimos pintaron también las pechinas con los cuatro Evangelistas.

Finalmente, en 1941, Ramón Stolz pinta la bóveda sobre el Coro Mayor con la Alegoría de la música glorificando a Dios y en 1955, la cúpula elíptica inmediata con una Alegoría del Rosario. También pintó dos frescos en los muros del tramo central. El situado al costado de la Sacristía Mayor representa el Milagro de Calanda y el del frente, junto al Museo del Pilar, La Rendición de Granada.

La Capilla de Nuestra Señora del Pilar es una construcción independiente dentro del conjunto de naves de la Catedral. Constituye un espacio, amplio e íntimo a la vez, integrado en el templo pero con escala particular. Está realizado en estilo barroco clasicista, con cúpulas recortadas, rompimientos de gloria, entablamentos curvados, y numerosas esculturas y medallones de mármol.

La capilla, construida a partir de un diseño de Ventura Rodríguez entre 1750 y 1765 como joyel que realzara la imagen de la Virgen, supuso una de las obras maestras de la arquitectura barroca española. En ella, con materiales de gran nobleza, se da una completa integración de la escultura y la arquitectura. Dirigió las obras José Ramírez de Arellano —artífice también de los grupos escultóricos del interior—, ya que Ventura Rodríguez solo estuvo en El Pilar en dos ocasiones y delegó la responsabilidad de la ejecución a partir de 1754 en Ramírez de Arellano.

El espacio está concebido como un baldaquino dentro del templo y está situado bajo el segundo tramo de la nave central. La planta es curvilínea de cruz griega de remates redondeados en planta, cubierta por una cúpula central elíptica, sobre un entablamento que discurre sinuoso en una línea de cuatro lóbulos. La cubierta se perfora en transparentes que dejan pasar la luz y se adorna todo el conjunto con esculturas exentas en las cornisas y grupos escultóricos en relieve según un programa que incluye la necesidad de realzar la camarilla de la Virgen, situada fuera del eje a la derecha del espectador. Los juegos de curvas y volúmenes están en deuda con la obra de Bernini y Borromini, con la arquitectura bizantina, el rococó y el neoclasicismo.

Su monumental órgano es el mas hermoso del mundo.

Esta catedral está considerada entre las 10 maravillas arquitectónicas de Europa.

Torre Eiffel - Arq. Gustave Eiffel - París, Francia

Una de las grandes representaciones de la arquitectura en el mundo es la Torre Eiffel..

La Torre Eiffel (Tour Eiffel, en francés), inicialmente nombrada torre de 330 metros (tour de 330 mètres), es una estructura de hierro pudelado diseñada por el ingeniero francés Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición Universal de 1889 en París.
Situada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, este monumento parisiense, símbolo de Francia y su capital, fue el noveno lugar más visitado del país en 2006 y el primer monumento más visitado del mundo con 6.893.000 de visitantes en 2007.

Con una altura de 300 metros, prolongada más tarde con una antena a 325 metros, la Torre Eiffel fue el edificio más elevado del mundo durante más de 40 años.

Fue construida en dos años, dos meses y cinco días en controversia con los artistas de la época, que la veían como un monstruo de hierro. Inicialmente utilizada para experimentos científicos, hoy sirve, además de atractivo turístico, como emisora de programas radiofónicos y televisivos.